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El
otoño ya está aquí y con él la
bajada de las temperaturas, factor proclive para la
aparición de resfriados. Los cambios bruscos de temperatura provocan una debilidad en nuestro sistema inmunitario, por lo que nuestras defensas bajan y quedamos más expuestos a coger un constipado.
Aunque los resfriados pueden darse en cualquier época del año, el contraste entre el calor de las horas centrales del día y las bajas temperaturas de las primeras y últimas horas del día en otoño, sumados al
inicio del curso escolar, son elementos que facilitan todavía más la propagación de los catarros.
¿Cómo prepararse para no caer en ellos? Equiparse con la
ropa apropiada según la época del año, alejarse de personas con síntomas de la enfermedad y seguir unos
hábitos saludables ayudarán a evitar los resfriados. No está demostrado que la
vitamina C prevenga los constipados, pero sí que es una buena práctica que podemos seguir en nuestra vida diaria para mantener fuerte nuestro sistema inmunitario. Comer
fibra y llevar una
dieta equilibrada también puede reforzar nuestro organismo.
Y si aun siguiendo estos consejos aparecen
síntomas como
estornudos, afonía, congestión nasal o mucosidad, solo queda cuidarse y tomar precauciones ya que, si los catarros no se tratan a tiempo y correctamente, pueden derivar en amigdalitis, faringitis o en infecciones respiratorias más complejas. Por ello, es importante es seguir las
recomendaciones de los expertos:
beber líquidos con frecuencia,
lavarse las manos a menudo,
no beber alcohol ni fumar, respetar las horas de
descanso, no permanecer con el pelo mojado durante mucho rato…
Es importante acudir a un médico si el resfriado dura más de 7-10 días o si se presentan fiebres muy altas. Los profesionales sanitarios prescribirán el
tratamiento adecuado para superar la enfermedad.
Además, cabe recordar qué debemos hacer
para no contagiar a las personas de nuestro alrededor durante las distintas fases del resfriado.
Taparse la boca y la nariz con las manos o con un pañuelo al toser o estornudar,
lavarse las manos con frecuencia,
utilizar pañuelos desechables y
desinfectar las superficies que se tocan con frecuencia son algunas de las precauciones a seguir para no propagar los resfriados.