Fecha de publicación
01 Mayo 2015
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, condicionada en parte por factores genéticos, y que cursa con una obstrucción variable al flujo aéreo, total o parcialmente reversible, ya sea por la acción medicamentosa o espontáneamente.
En nuestro país, el asma afecta a unos dos millones y medio de personas. La padecen el 5% de los adultos y es más prevalente en mujeres que en hombres (dos de cada tres asmáticos son mujeres y uno de cada tres es hombre). Esta cifra se incrementa en el caso de los niños, llegando a afectar hasta a un 12% de la población infantil. Algunos factores de riesgo facilitan la persistencia de la enfermedad en la adolescencia y en el periodo adulto, como tener antecedentes familiares de asma, ser alérgico y presentar la enfermedad asmática antes de los 2 años.
El diagnóstico de asma se debe considerar ante síntomas y signos clínicos característicos como disnea (sensación de ahogo), tos, sibilancias y opresión torácica. Éstos son habitualmente variables, de predominio nocturno o de madrugada, y están provocados por diferentes desencadenantes (infecciones, fármacos, alérgenos, humo del tabaco, ejercicio...).
El objetivo principal del tratamiento del asma es lograr y mantener el control de la enfermedad, además de prevenir las exacerbaciones y la obstrucción crónica al flujo aéreo, y reducir su mortalidad. Para conseguirlos se seguirá una estrategia global e individualizada basada en el tratamiento farmacológico óptimo ajustado, medidas de supervisión, control ambiental y educación del asma.
Las ventajas de la administración de los fármacos por la vía inhalatoria hacen que ésta sea la de elección. La edad y la destreza del paciente son los factores más importantes para elegir el dispositivo más adecuado en cada caso. El principal inconveniente de esta vía es la dificultad de la técnica de inhalación por la necesidad de una correcta coordinación entre la pulsación y la inhalación.
Los asmáticos fumadores presentan síntomas más graves, peor respuesta al tratamiento y una pérdida acelerada de la función pulmonar. La proporción de asmáticos fumadores es elevada y similar a la de la población general, siendo por tanto el primer objetivo conseguir que el paciente abandone el tabaquismo.
En el asma alérgica se deben considerar recomendaciones específicas que permitan disminuir drásticamente los niveles de exposición a los alérgenos. Diversos factores, como las condiciones climáticas, el tipo de construcción, de mobiliario y ajuar o los hábitos de vida, pueden tener una notable influencia en la efectividad de estas medidas.