Cuando un fármaco se administra directamente en el tracto respiratorio, alcanza concentraciones farmacológicas más elevadas. Esto permite lograr un rápido efecto farmacológico con menores dosis de fármaco, lo que reduce los efectos secundarios.

En la actualidad, la nanotecnología está logrando generar un impacto significativo en el diagnóstico y el seguimiento de enfermedades de forma más rápida y más precisa. Así, por ejemplo, se prevén avances relevantes en el tratamiento de enfermedades importantes como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) o el cáncer de pulmón.

La EPOC es un problema de salud pública de primera magnitud y sigue siendo la primera causa de muerte evitable en España. Se caracteriza por la pérdida progresiva de la función pulmonar y su principal causa es el humo del tabaco. Su prevalencia aumenta cada año, y según el estudio EPI-SCAN la sufren casi un millón y medio de personas en España.

Desde la nanotecnología, se trabaja para desarrollar fármacos de tamaño ínfimo, inferior a 100 nanómetros (un nanómetro equivale a una mil millonésima parte de un metro), que son evidentes únicamente a nivel atómico o molecular.

Este tipo de fármacos es especialmente interesante para la aerosolterapia, es decir, la administración de medicamentos por vía inhalatoria. Con la aerosolterapia, los fármacos penetran directamente en el aparato respiratorio. Es muy importante que las partículas tengan un tamaño adecuado para que puedan llegar y depositarse en las vías aéreas pequeñas, y alcanzar los alvéolos.

En el futuro, los nanofármacos inhalados ayudarán a prevenir y tratar enfermedades. Se espera que estos medicamentos alcancen sus dianas con mucha más facilidad que los fármacos administrados por vía oral o endovenosa. Por eso, hoy en día cientos de centros médicos y universidades están trabajando en nanomedicina. Muchos investigadores consideran que tienen un enorme potencial para mejorar el tratamiento contra el cáncer, cuya terapia es la que promete los avances más importantes.