Fecha de publicación
1 agosto 2015
El tabaco mata cada año a 6 millones de personas, de las cuales más de 5 millones son consumidoras directas y más de 600.000 son no fumadoras expuestas al humo ajeno. Así lo indican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que sitúa al tabaco como “una de las principales causas de defunción, enfermedad y empobrecimiento”. Esta afirmación se justifica por el hecho de que “casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo vive en países de ingresos bajos o medios, donde es mayor la carga de morbilidad y mortalidad asociada al tabaco”.
En una nota descriptiva publicada recientemente, la OMS insiste en el papel que juegan las políticas públicas de cara a la reducir el consumo y los efectos nocivos del tabaco. En este sentido, el organismo recuerda que los consumidores de tabaco necesitan ayuda para dejarlo, que las advertencias textuales y gráficas impactantes funcionan, y que la prohibición de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco pueden reducir el consumo. Ahora bien, la medida más eficaz para hacer disminuir el consumo es, según la OMS, la aplicación de impuestos al tabaco.
Por otro lado, el organismo insiste en esta nota en el impacto negativo del humo ajeno en la propia salud. A grandes rasgos, la OMS destaca los efectos siguientes:
- En las personas adultas, el humo ajeno causa graves trastornos cardiovasculares y respiratorios, en particular coronariopatías y cáncer de pulmón.
- Entre los lactantes, causa muerte súbita.
- En las mujeres embarazadas, ocasiona bajo peso ponderal del recién nacido.
Casi la mitad de los niños y las niñas respiran normalmente aire contaminado por humo de tabaco en lugares públicos, y más del 40% tiene al menos un progenitor que fuma.