Fecha de publicación
8 julio 2025
Se acerca la época de organizar la vendimia de este año. Muchos factores determinan cuándo recolectar las uvas. También influye el tratamiento posterior, que produce el líquido que con el tiempo será vino, en depósitos o barricas.
Esa proyección de futuro en el producto es lo que mueve a las bodegas de cada región a plantear anualmente un calendario con unas acciones específicas que ayudarán a elaborar el mejor vino posible.
La vendimia es el primer paso para empezar este procedimiento que durará semanas. Determinar cuándo es el mejor momento para recoger las uvas de los viñedos marcará el resto del proceso. Unas temperaturas elevadas como las que se están viviendo, además de algunas lluvias inesperadas, pueden provocar que todo se precipite antes de lo esperado.
Con esto en mente, ¿cómo puede OXIGEN salud ayudar a las bodegas a conseguir la calidad esperada en su preciado producto? La respuesta es clara: suministrando los diferentes gases para la enología que forman parte del proceso de elaboración del vino.
Hay diferentes tratamientos con nitrógeno, oxígeno y CO2 que pueden intervenir en los distintos procesos de la elaboración del vino para mejorar su calidad. Desde la producción del vino o fermentación con oxígeno hasta la inertización de depósitos o embotellado con nitrógeno, pasando por el uso del dióxido de carbono para la carbonatación o el hielo seco para el transporte y almacenamiento de la uva. Este último, es uno de los tratamientos más habituales.
Hielo seco para el transporte y almacenamiento de la uva
El dióxido de carbono (CO2) sólido, conocido como hielo seco, es un componente fundamental para el transporte y almacenamiento de la uva hasta que comience la elaboración del vino.
El transporte con pellets de hielo seco ayuda a que la uva no sufra ningún daño ni ninguna alteración debido al clima durante el trayecto. El uso de este elemento permite:
- Asegurar una temperatura constante y, así, evitar alteraciones indeseadas.
- Proteger las uvas de la oxidación y, por lo tanto, preservar su frescura.
- Mejorar la extracción de sus componentes durante la fermentación.
- Ayudar a controlar el aroma y el sabor del productor final.
El hielo seco se suministra en contenedores isotérmicos para el transporte a temperatura controlada de los racimos, así cuando se recogen las uvas estas se mezclan con el hielo seco en capas y se tapan para conseguir una mayor eficiencia.
Cuando la materia prima se deja almacenada en los depósitos, antes de pasar por la tolva que separará las uvas, los pellets se dosifican en el recipiente para inertizarlo y que el producto no se convierta en mosto antes de tiempo.
El hielo seco es considerado un aditivo alimentario (E-290) para las aplicaciones de enología, por lo cual su uso es totalmente seguro y no añade ni gusto ni ningún componente adicional al alimento en el cual se aplica.