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Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
1,8 millones de personas murieron en 2015 a causa de la tuberculosis que, por encima del virus del VIH, es la
enfermedad infecciosa más mortal a nivel mundial. En Europa hay unas 60.000 personas infectadas.
El lema del
Día Mundial de la Tuberculosis de este año es
Unidos para poner fin a la tuberculosis: no dejar a nadie atrás, que tiene como objetivo luchar contra la estigmatización, la discriminación, la marginación y también eliminar los obstáculos que dificultan el acceso a la atención de esta enfermedad a algunas personas.
Las organizaciones implicadas en la lucha contra la tuberculosis piden la
implicación global de personas y comunidades afectadas, organizaciones de la sociedad civil, políticos, proveedores de atención de la salud, etc. para evitar que esta enfermedad siga castigando, sobre todo, a las personas pobres y vulnerables, las más perjudicadas por esta epidemia.
Aunque en los últimos años ha descendido el número de nuevos casos en Europa,
los expertos advierten que hay que seguir trabajando y que no basta con prevenirla ni detectarla. Lo importante es
recibir la atención necesaria, seguir el tratamiento adecuado para eliminar la enfermedad y evitar que se propague.
Ante
síntomas como dolor en el pecho, tos intensa durante más de tres semanas o con sangre, pérdida de peso, sudores durante la noche, escalofríos… es importante ponerse en manos de profesionales y descartar un posible contagio de la enfermedad.
Con una
buena prevención y una colaboración a todos los niveles se seguirá trabajando por el objetivo marcado por la Asociación Mundial de la Salud en 2014 de
erradicar la epidemia mundial de la tuberculosis antes de 2035.